A veces uno piensa que el premio es la raqueta, el trofeo, el viaje. Pero con el tiempo —y con un poco de observación— uno se da cuenta de que el verdadero premio es todo lo que ocurre alrededor.

WITT Tennis Academy, en Yucatán, no es solo una academia. Es un lugar donde las rutinas cambian, donde los días comienzan más temprano de lo normal y terminan con la sensación de haber vivido algo grande. Es una semana en la que los chicos se dan cuenta de que el tenis que practican aquí, en su club, tiene eco en otras partes del país. Que su talento no es casualidad. Que su esfuerzo, sí vale.

Y entonces pasan cosas:
Alguien aprende a estirar bien por primera vez.
Alguien pierde un set 6-0 y al día siguiente gana 7-6.
Alguien se hace amigo de un rival.
Alguien ve que un entrenador le dice exactamente lo mismo que su coach de siempre… y ahí sí lo entiende.

WITT se convierte en una especie de espejo: muestra lo que somos, lo que podemos llegar a ser si seguimos por este camino.
Por eso insistimos tanto en que participen. No porque queremos llenar cuadros. Sino porque sabemos lo que pasa cuando un chico o una chica se gana este premio.
Cambia. Madura. Se enciende algo.

Y después de eso, el tenis nunca vuelve a ser igual.
Es más que un deporte.
Es una historia que apenas comienza.

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